Ha dejado de soplar el viento. Quizá yo era la única que lo sentía entre la ropa. La noche entera. El cielo se ha teñido de una claridad pálida. Casi mística. Ese color tan característico del amanecer. Me escuecen los ojos. Y me niego a echarle la culpa a la cerveza, para variar, cuando no atino con la llave de la verja. Echo el penúltimo vistazo a mis espaldas para llenarme del vacío absoluto que deja la ausencia de gente. Tu ausencia. Latente al oir el quejido furioso de los pájaros que despiertan cuando yo voy de cabeza al sobre. Soledad. Cuando no me sorprende darme cuenta de que llevo echándote de menos toda la noche. Me siento en la cama con un cigarro a medias y te escribo. Para enterarme de una puta vez de que me he enganchado a tí. Demasiado. De que te has merendado mi fachada de piedra. De que soy capaz de llorar cuando me faltas. De lo susceptible que soy a la necesidad.
Escrito por TrippY a las 5 de Julio 2004 a las 02:44 AMTermino d comentarte y justo terminas tú d postear.
Yo me suelo cabrear mucho cuando intentando ser fuerte, y mantener mi muro bien alto para q nadie pueda saltarlo, aparece alguien especial, y todo se va al garete... Te vuelves idiota y hasta sensible... En fin, será q tenemos sentimientos...
Un besito y lo dicho, buenas noches pekeña mia.
Escrito por Nube a las 5 de Julio 2004 a las 03:10 AM