Hay un tío durmiendo en el banco de la plaza. Hace un frío de cojones pero él y yo vamos en manga corta. Me pregunto que habrá hecho para conseguir la papelina que aprieta en el puño. Y cómo carajo concilia el sueño con ella de la mano. Alguno con menos suerte y con más mono podría estar más despierto. Levanto la vista en busca de una estrella a la que contar mis penas. Sin éxito. Un par de ventanas dejan pasar algo de luz. Un par. De todos los edificios que veo desde aquí, sólo dos habitaciones contienen personas despiertas. “Ya somos tres”. Se ha consumido el pitillo. Lo lanzo a la calle en contra de cualquier civismo. El tío se ha despertado. Mira a su alrededor asustado mientras guarda su tesoro en el bolsillo trasero del pantalón antes de cerrar los ojos de nuevo. Bien hecho, chaval. Yo me retiro. Que te sea leve la noche.
Escrito por TrippY a las 19 de Octubre 2004 a las 03:32 AM